Cuaresma IV

25 de febrero
Sábado después de ceniza
Salmo 85 Atiende a la voz de mi súplica

El clamor de la humanidad sufriente desgarra los corazones sensibles, rompe el cielo con su gemido ensordecedor. El clamor de los hambrientos, de los sedientos, de los que sufren discriminación de cualquier tipo, de los que viven en tinieblas y en sombras de muerte. El clamor del hombre herido, solo atendido por su mujer, por su madre, en esta Piedad actual, en Yemen. Que tu Iglesia, Señor, sea madre y mujer que atiende el desgarro de la humanidad, que venda los corazones desgarrados.