18 de noviembre
Sábado XXXIII
Sb 18, 14-16 Un silencio sereno lo envolvía todo
Es el silencio para que tu palabra se avalance sobre nosotros y haga fecunda nuestra vida. Para que tu palabra se encarne. Para que tu palabra acabe con toda mi palabrería, y me disponga a escuchar tu voluntad. En tus manos, Señor, para experimentar tu liberación, en el silencio de la tierra, bello hasta cansar mi corazón, Dios mío.
Autor: Nano SM
Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa.
Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.
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