27 de junio
Viernes XII
Mt 8, 1-4 Si quieres puedes limpiarme
Acercarme a ti, arrodillarme y decirte, Señor, con el leproso, si quieres puedes limpiarme. Limpiarme Señor, de todo lo que oscurece mi conciencia, de todo lo que me impide ser pura transparencia de tu amor y tu misericordia, que todo lo pueden y todo lo limpian en mi vida. Se Señor que extiendes tu mano y me dices, “quiero, queda limpio”. Y una vez más me admira la Gracia que recibo de ti en el sacramento de la reconciliación.