5 de septiembre
Viernes XXII
1 Co 4, 1-5 Que la gente solo vea en vosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.
Eso es lo que te pido, Señor, no preocuparme de mi imagen sino de ser imagen tuya; no trabajar para satisfacer mis intereses sino como administrador de tus misterios, mediante los cuales te manifiestas en nuestro mundo. No tener otro objetivo que el ser tu servidor, purificando tantos deseos, y tanto pecado real, que me impiden alcanzar el anhelo que Tú mismo has puesto en mí: recibir tu luz e iluminar con ella desde mis tinieblas.