17 de noviembre
Lunes XXXIII
Lc 18, 35-43 Pasa Jesús Nazareno
Esto es lo que le explican al ciego que está sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Necesitado de alimento. Necesitado de sentido. Necesitado de amor. Necesidades de tantos y hombres y mujeres de nuestro mundo, de nuestra sociedad, que están deseando que alguien les explique “Pasa Jesús Nazareno”. Que alguien les alcance a mostrar la Pascua, el paso de Jesús en medio de las muerte de su vida.¿Quieres ser tú?
Un encadenado de «sutilezas» de Dios durante esta mañana,(entre los que se encuentra ESTA entrada) en sucesión increíblemente asombrosa, de esas que te generan «estupor», hacen que salgan lágrimas en lugar de palabras.
Dios que pasa; el «hilo de oro de la Pascua que rediseña TODO lo que cruza» (del canto que escuchaba ahorita mismo, justo antes de caer acá).
Hoy unidos en el Misterio Nano.
Sí, me encantaría ser yo la que pudiera decir a tantos «ciegos»: pasa Jesús Nazareno, pasa Dios, pasa el amor, la vida, la esperanza. Ser yo la que acerque la Pascua a quien no es capaz de verla y de vivirla, ser yo la que pueda mostrar a Jesús a los que viven sentados al borde del camino sin ver, sin mirar, perdiéndose la sonrisa y las caricias de Jesús Resucitado. Y lo intento, y lo pido en la oración…
Para poder hacerlo, hoy le pido a Jesús, que pasa a mi lado, la fe de este ciego que gritaba y gritaba a pesar de que le regañaban para que se callara.
Yo también soy a veces el ciego que está sentado al borde del camino, al borde de la vida, sin ver, sin saber, con los ojos nublados por el miedo…
¡Ojalá pudiera identificarme con este ciego: acudir a Jesús, insistentemente, dejarme llevar para acercarme a Él, escuchar su pregunta para saberme libre, pedirle la luz para recobrar el sentido! Itinerario cristiano.
Lo que viene después es fruto del Espíritu: …»y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.»