Tanta fe

27 de junio
Sábado XII

Mt 8, 5-17 Os aseguro que  no he encontrado en nadie tanta fe

Auméntame la fe, Señor. Creo, pero deseo que este acto de fe y de confianza en Ti sea tan natural como la respiración, como el ver con los ojos, como el escuchar con los oídos, como el latir de mi corazón. Creo en Ti, Señor, ahora quiero respirarte, contemplarte, escucharte, amarte, en verdad, sin necesidad de palabras, con la real y radical verdad de mi vida. Auméntame la fe, Señor. Tú sabes lo que es la fe de centurión.

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Limpio

26 de junio
Viernes XII

Mt 8, 1-4 Si quieres puedes limpiarme
Dicho con fe, con confianza, con la seguridad de que estoy en ti y que tú buscas la manera de hacerme cada vez más tuyo, de purificarme. Si quieres puedes limpiarme, aunque no sé cómo me limpias, cómo vas moviendo mis resortes internos para hacerme radicalmente tuyo, desde el centro de mi ser, desde las corrientes más internas que mueven mi vida. Porque si ti, Señor, nada puedo. Sólo tú puedes limpiarme.

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Roca

25 de junio
Jueves XII
Mt 7, 21 El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica…

Se parece a aquél hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Tú eres la roca de mi vida, Señor, la fortaleza, el baluarte. Roca mía, peña mía, refugio mío. Tú eres la piedra desechada por los arquitectos que se ha convertido ahora en la piedra angular. Tú, Señor, te haces palabra para que entrañándola en mí, como hizo María, viva según tu voluntad y la haga vida. A eso me llamas.

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En el vientre

24 de junio
Nacimiento de San Juan Bautista

Is 49, 1-6  Estaba yo en el vientre, y el Señor me llamó

Al celebrar el nacimiento de San Juan Bautista, el hombre más grande nacido de mujer, caigo en la cuenta que desde el vientre de nuestra madre, desde el principio de nuestra vida, cuando en lo oculto nos vamos formando, somos elegidos por ti, estamos llamados a la vida en Ti, a dar testimonio de Ti, a ser santos e irreprochables en el amor. Como Juan, el Bautista.

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Estrecha y angosta

23 de junio
Martes XII

Mt 7, 6.12-14 ¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida!

¡Qué estrecha! ¡Qué angosto! Y sin embargo, qué amplitud de horizontes pones en nuestra vida con el Sermón de la Montaña. Tratad a los demás como queréis que os traten. Qué sencillo y qué complicado. Esta mañana, Señor, pongo ante ti mi manera de tratar a los demás, me hago consciente de ello…y me hago consciente también de cómo quiero que los demás me traten. Y comparo. Y pido la ayuda de tu gracia.

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La medida

22 de junio
Lunes XII

Mt 7, 1-5 La medida que uséis la usarán con vosotros
El que siembra generosamente, generosamente cosechará. El que da con abundancia, recibirá abundante. De Ti. Y también en esta vida. Porque vivirá unido a ti, a tu entrega, a tu donación. Recibe de ti la alegría, la bienaventuranza en este mundo y la salvación. Gracias Señor, porque la medida que uso con mi prójimo la usas conmigo. Y así me enseñas a ser como tu.

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Hundirse

21 de junio
Domingo XII

Mc 4, 35-42 Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?

Maestro,  Señor Jesús, ¿no ves que confío en ti? ¿No te das cuenta que te sigo con buena voluntad, que estoy atento a tu palabra, que quiero cumplir tu voluntad? ¿Por qué? ¿Por qué esta zozobra, la virulencia de la tempestad, que está a punto de hacerme naufragar? ¿Es que no ten importa? ¿Por qué pareces ausente?  Tú también me interrogas: ¿por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?

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Corazón de María

20 de junio
Inmaculado corazón de María

Lc 2, 41-51 Su madre conservaba todo esto en su corazón

En el corazón. Donde reside la vida. Donde nacen los sentimientos. Donde se esconden las razones que no pueden ser entendidas. Donde brota el amor, la compasión, la misericordia. En el corazón. Que se nutre del amor recibido. Donde se incuba, como en un seno maternal, la vida. Donde María guardaba todas las cosas de su Hijo. Donde nos guarda a nosotros.

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Correas de amor

19 de junio
Sagrado Corazón de Jesús
Os 11, 1.3-4.8-9 Con correas de amor lo atraía
Dulce y tiernamente ofrecido, con las entrañas conmovidas, haciéndome gustar de la dulzura de tu rostro, de lasa delicias de tu corazón, de tesoro de tu gracia. Robustecido en lo más profundo del ser por ti, desde tu corazón, donde he puesto la morada. Enraizado en ti, en el cimiento de tu amor. Abarcando lo ancho, lo  largo, lo alto, lo profundo del amor que me ofreces. Desbordo. Es lo que deseo, Señor, de tu corazón abierto y entregado.

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Sin palabras

18 de junio
Jueves XI
Mt 6, 7-15 Cuando recéis no uséis muchas palabras

Evitar la palabrería, Señor. Quedarme junto a ti y abrirme a tu presencia transformadora,  permanente, a tu amor ofrecido, que todo lo renueva. Dejarme estar en ti, abrirme, acogerte, recibirte, en silencio, para que sea tu Palabra la que me diga, la que me encarne, la que me envíe. En intimidad de amor, sin tratar de explicar nada, estando contigo pues tú siempre estás.

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