9 de julio
Martes XVI
Ex 15, 8-9.10.12.17 Pero sopló tu aliento
Al soplo de tu nariz se amontonaron las aguas, alcanzaron la salvación. Siempre tu Espíritu, tu aliento, revoloteando sobre la faz de la tierra, regalándonos el ser en ti, el ser tuyos, el ser para tu gloria, el ser pascua y memorial de salvación. Cada vez que soplas tu aliento sobre mí, Señor, revive mi carne reseca y el corazón de piedra comienza, de nuevo, a ser el corazón de carne que tú pones en mí.
Tu respiración suave y mantenida en el tiempo sin tiempo, tu respiración circular y eterna. Tu soplo divino como manto de vida que nos abarca y nos guía.
Aunque no soy digna, me llena de gozo sentir tu Aliento.
En toda las vicisitudes de mi vida, me alientas, me das sentido y fortaleces mi esperanza en tu Palabra.