4 de enero
Martes antes de la Epifanía
Jn 1, 35-42 Venid y lo veréis
Fueron y te vieron: los pastores, tan cercanos; los magos, desde tan lejos. Dejaron todo e inmediatamente acudieron a adorarte. Despertaron de sus sueños y contemplaron en la realidad tu presencia, tu amor hecho carne. Hasta nosotros, a través de los tiempos, llega la misma invitación: venid y veréis. Y dejándolo todo, ¿lo siguieron?
«Venid y lo vereis…». Todos escuchamos la buena noticia, a todos estaba dirigida esta llamada, solo los pastores y los magos fueron. La estrella salió para todos, pero no todos la vieron, no todos se levantaron a seguirla.
Señor, que sea capaz de oir que me llamas, que sea capaz de ver la estrella que me lleva a ti, que sea capaz de quitarme lo que me impide ponerme en camino y poder ir a verte. Quiero descubrirte hecho niño y adorarte y llevarte mis «regalos» como lo hicieron los pastores y los magos. Quiero ir y verte, quiero seguirte.