15 de febrero
Jueves VI
Gn 9, 1-13 Yo haré un pacto con vosotros: el diluvio no volverá a destruir la tierra
Esta es la promesa que Dios nos hace después del diluvio. Desde entonces, y muy especialmente ahora nosotros, somos los que nos estamos encargando de destruir la tierra, con el calentamiento global, con el uso indiscriminado de la energía, con la contaminación…
Son muchos las voces que se alzan en nuestro mundo contra el abuso de los recursos naturales. Pidámosle a Dios que nos ayude a tomar conciencia de cómo tenemos que cuidar la naturaleza, para que los hijos de nuestros hijos sigan disfrutando de el don que Dios nos ha hecho.
Cuánto amor nos ha tenido el Padre, y qué sabiduría tan infinita, pues si no nos hace esa promesa, ¿qué sería de este mundo, de nuestro mundo? ¿qué sería de nosotros?
Cada vez que escucho o recuerdo esas palabras, miro a mi alrededor, y veo el «diluvio» creado por el mismo ser humano, pero siempre encuentro una «ramita verde» de esperanza, de caridad, de amor…plantada por Dios, en tantos corazones!