16 de febrero
Viernes VI
Gn 11, 1-9 Que uno no entienda la lengua del prójimo
Es castigo y maldición, no entenderse con el prójimo. Es quedar encerrado en los márgenes de nuestro egoísmo, de nuestra incomunicación, de nuestro mundo reducido. Incapacitado para el diálogo, para el encuentro, para la acogida, para el intercambio, para la donación.
Así estamos muchas veces, arrastrando el mal de Babel, sin entender la lengua del prójimo que llega hasta mí y me quiere comunicar una palabra de vida.