10 de junio
Martes X
1 R 17, 7-16 Vete a Sarepta, yo mandaré a una viuda que te de comida
No tiene nada más que un puñado de harina y un poco de aceite en la alcuza. Hará un pan para ella y para su hijo y luego morirán, sin nada más. Pero se abre a la necesidad del otro, de Elías, el enviado de Dios, y comparte. Y al compartir de lo poco que tiene recibe una lluvia de abundancia, y haces brillar tu luz sobre nosotros con la generosidad de la viuda, que se convierte en luz que alumbra nuestro egoísmo y nuestra falta de confianza en ti.
Compartir. Dar de lo que dispones, de lo que tienes, de lo que has recibido de Dios porque todo lo que tenemos lo hemos recibido de Él.
Compartir lo que tenemos, aunque sea poco, con los demás, nos hace más ricos; lo poco se convierte en mucho, lo pequeño se hace grande.
Señor, no me dejes ser egoísta, dejame compartir lo poco que tengo con los demás, mi dinero, mi tiempo, mi sonrisa, mi palabra… Solo de esa manera podrá ser rico mi interior.