15 de junio
Sagrado Corazón de Jesús
Rm 5, 5-11 El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
En el centro de tu humanidad, Señor, está tu corazón, latiendo y transmitiendo vida. Corazón que se hace fuente para saciar nuestra fe; corazón lleno de dulzura donde sosegar las arideces de nuestra vida; corazón abierto, entregado y generoso, que nos llama a vivir abiertos, entregados y generosos, desde el mismo centro de nuestro corazón, de nuestra humanidad, que en la que habitas tú. Ser corazón tuyo especialmente con los que más sufren, los más pobres y marginados. Como tú.
Siempre he celebrado este día de una manera especial. El corazón de Jesús, ese que sentía amor por los niños, por los enfermos, por los pobres, por los pecadores; el que lloró por la muerte de su amigo Lázaro, el que se conmovió ante el llanto de la viuda que enterraba a su único hijo, el que fué atravesado por una lanza cuando su cuerpo colgaba de una cruz. Desde ese último momento, se abrió para que entraramos todos, en ese momento todos pasamos por su mente. Yo me siento llamada y ahí quiero entrar y quedarme, y desde ahí, darme.