6 de abril
III domingo de pascua
Lc 24, 13-35 Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos.
Te acercas, Señor, hasta nuestro camino y te pones a caminar con nosotros. Me acompañas en todos los trayectos de mi vida, sean largos o cortos, me acerque o me aleje de ti, del acontecimiento de tu pascua. Tú siempre estás presente, acompañando, a veces silencioso, otras dando pie a que te narremos nuestra vida y lo que ha sucedido, para darnos en sentido de lo que vivimos. Siempre con nosotros, aunque nuestros ojos no sean capaces de reconocerte.
La desilusión, la tristeza, la desesperanza son los motivos por los que los discípulos de Emaús no reconocen a Jesús resucitado caminando a su lado.
Y es precisamente en esos momentos malos de la vida cuando Él quiere caminar más cerca de nosotros aunque nos cueste escucharle y reconocerle.
Señor, acompañame en mi caminar, ayudame a sentirte a mi lado, a notar tu presencia y haz que arda mi corazón con tus palabras, solo de esa manera mi camino será más fácil y tu presencia me hará repetir junto con los dos de Emaús: «Quédate con nosotros…».