Dolorosa

15 de septiembre
Nuestra señora de los Dolores

Lc 2, 33-35 Y a ti misma una espada te traspasará el alma

María al pie de la cruz. María acompañándote en los dolores. María sufriendo las consecuencias de tu ser signo de contradicción. María junto a todas las personas que sufren en nuestro mundo, que son marginadas, descartadas, víctimas de la violencia, de la discriminación, de la guerra, del hambre, de…María, que está con nosotros, amparándonos, porque es nuestra madre.

Santa Cruz

14 de septiembre
La exaltación de la Santa Cruz

Fil 2, 6-11 Tomando la condición de esclavo

Al contemplarte en la cruz, viendo tanto amor cómo nos tienes, comprendo que llegaste a la muerte, y una muerte en cruz, porque fuiste capaz de despojarte de ti mismo, y siendo Dios te hiciste hombre, semejante a nosotros menos en el pecado. Que te humillaste. Te pido, Señor, poder participar de tu dinámica de abajamiento, por el don de tu gracia

Dulce nombre

12 de septiembre
Dulce nombre de María

Lc 1, 26-38 Y el nombre de la virgen era María

Gracias por el don de María, tu madre. Hoy celebramos nuestra fiesta patronal. Danos a los religiosos marianistas fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor.

Aniversario

11 de septiembre
Jueves XXIII

Col 3, 12-17 revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.

En este nuevo aniversario de mi primera profesión como religioso marianista, cuarenta y dos años después, te digo una vez más que soy todo para ti, que deseo encontrar en ti todo, que quiero preferirte sobre todas las cosas. Tu Palabra me regala hoy, por el aniversario, cómo debe ser mi traje de gala, cómo me tengo que revestir, para seguir contigo por el camino. Dame compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. Gracias por tanto don recibido.

Escondidos en ti

10 de septiembre
Miércoles XXIII

Col 3, 1-11 Vuestra vida está con Cristo escondida en Dios

Muchas veces aspiramos a la notoriedad, a la visibilidad, a hacernos presentes en las redes sociales, a dar testimonio de nuestra vida, de nuestra misión. Y está bien, porque has encendido nuestra lámpara no para esconderla debajo de la cama, sino para que alumbre. Pero no nos olvidemos de que nuestra vida está contigo escondida en Dios, en lo sencillo, en lo desapercibido, en lo callado, en lo que no cuenta….para confundir a lo que cuenta.

Llamados

9 de septiembre
Martes XXIII

Lc 6, 12-19 Llamó a sus discípulos

María, tu madre. Y tus discípulos, cuyo nombre hoy nos recuerda tu palabra. Cooperadores en tu misión. Llamados y enviados. Cercanos a ti. En tu nombre. Ahí me tienes, hijo de María, discípulo tuyo. Gracias por el don de la vocación, por la vida marianista a la que me has llamado. Para gloria de tu nombre.

natividad de María

8 de septiembre
Natividad de María

Mt 1, 18-23 Y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa Dios con nosotros

Has nacido de María, la virgen, para salvarnos. Carne de nuestra carne humana. La virgen nació de Joaquín y Ana. Así estás entroncado en la humanidad, en una familia concreta, de un tiempo concreto, que habitaba en una pequeña ciudad, al margen de todos los imperios del tiempo. En lo pequeño, en lo sencillo, en lo olvidado. Ahí, tu salvación. Que vino del seno de María, la virgen.

corazón sensato

7 de septiembre

XXIII Domingo

Salmo 89 Enséñanos a calcular nuestros años, para que adquiramos un corazón sensato

En el evangelio de hoy nos hablas de hacer cálculos…y el mayor cálculo que podemos hacer es darnos cuenta de la realidad que vivimos, de las circunstancias que tenemos, de quien somos delante de ti, para que adquiramos un corazón sensato. En estos tiempos de tanta insensatez, un corazón sensato, un corazón según tú, es el mayor don que nos puedes dar, la tarea mejor que podemos practicar.

Reconciliados

6 de septiembre

Sábado XXII

Col 1, 21-23 Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado.

Me gusta escuchar esta palabra tuya en el día que comenzamos, con una convivencia, la pastoral penitenciaria de este curso. Pienso en cada uno de los voluntarios, y también en los presos: tú nos reconcilias para ser admitidos en tu presencia, sin mancha y sin reproche. En tus manos misericordiosas estamos, Señor.