4 de septiembre
Sábado XXII
Salmo 144 Pronuncie mi boca la alabanza del Señor
Que sea así de verdad, Señor. Que mi corazón rebose y mi boca proclame tu alabanza. Que lo haga sencillamente, como los pájaros del campo, como los árboles del bosque, que aplauden la gloria y majestad de tu reinado. Que mi alabanza se entronque en la alabanza de María, “proclama mi alma la grandeza del Señor”. Que te alabe mi ser al amarte sobre todas las cosas y al amar al prójimo como tú amas, especialmente al más solo y desamparado, al más pobre y abatido; dando vida, como alabanza por tu amor.
Señor, lo mismo que te siento dentro de mi corazón,lo que intento vivir,la certeza de que todo lo que tengo es Don Tuyo; Mi fe, mi amor a los hermanos, mi deseo de estas junto a ti. ¡¡No me dejes nunca sola Señor!!
Gracias Luis, me ayuda tu meditación de la Palabra.