No cerrarte

4 de marzo
Viernes después de ceniza

Is 58, 1-9 y no cerrarte a tu propia carne

Este es el ayuno que tú quieres, Señor, y al que me llamas: soltar las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos, quebrar todos los yugos, partir mi pan con el hambriento, cubrir a quien vea desnudo, hospedar a los pobres sin techo, y no cerrarme a mi propia carne en la carne de la humanidad herida. Ayúdame tu, Señor, por tu misericordia.