El amor

10 de septiembre
Jueves XXIII

I Cor8, 1-7 El amor edifica

Edifícame en ti, Señor, en tu amor, para amar como tú amas, para amarte en tu mismo amor. Y quede entre las azucenas olvidado.

Fibak

9 de septiembre
Miércoles XXIII

I Cor 7, 25-31 Porque la representación de este mundo se termina

Por eso, y aunque no nos ahorres el sufrimiento de la tribulación de la carne, nos invitas a vivir, en medio de ello, anclados en ti. Anclado en ti. Desprendido de todo lo que no seas tú. Ni llanto ni alegría, ni posesión ni disfrute para que el llanto se torne alegría, y el hambre de la carne se sacie en ti. Una vez más, respondo a tu elección eterna, en medio de la representación de este mundo.

Natividad de la Virgen

8 de septiembre
Natividad de la Bienaventurada Virgen María

Rm 8, 28-30 Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien

Y es cierto. Amarte reconociendo tu amor y tu providencia en mi vida. Nada soy sin ti. En ti cada día es un nacimiento a la gracia, a tu paz. Tú engrandeces la pequeñez de tu siervo, tan pequeño que se cree alguien. Ponme de nuevo junto a María para recibir de ella el don de su sencillez, de su humildad, de su disponibilidad a ti.

Acogido

7 de septiembre
Lunes XXIII

Salmo 5 Que se alegren los que se acogen ti

Y continúa el salmo que pone en mi boca: protégelos, para que se llenen de gozo los que aman tu nombre. Y así es. Ayer celebramos en la comunidad los setenta años de vida religiosa de un hermano. Gracias por su vida de fidelidad. Era también el día de su cumpleaños. Gracias por su vida. Dame sobre él tu mirada, llena de misericordia. Amén.

Plenitud

6 de septiembre
XXIII Domingo

Rm 13, 8-10 La plenitud de la ley es el amor

Amarte sobre todas las cosas. Y que ese amor se haga real y práctico, encarnándose en lo concreto. Que el amarte a ti sea un desposeerme de mi, un renunciar a mis apegos y apetencias. Un dejar que tu gracia, que todo lo puede, me haga más tuyo y menos mío. No se trata, que también, de no cometer adulterio, de no matar de no robar, de no codiciar. Sino de vivir en lo pequeño de cada día la grandeza de tu amor. Sólo tú puedes en mí, Señor.

Dones

5 de septiembre
Sábado XXII

I Cor 4, 6b-15 ¿Tienes algo que no hayas recibido?

Gracias Señor, por el don de la vida, que he recibido. Y a partir de ahí, gracia tras gracias, tus dones, tus bendiciones. Gracias por todo lo que recibido cada día, porque te recibo a ti, y en ti todo. Plenitud. Dame una mirada de fe para ver, y comprender, que todo lo recibo de ti. Y un corazón generoso para darte gracias.

Tus designios

4 de septiembre
Viernes XXII

I Cor 4, 1-15 El pondrá al descubierto los designios del corazón

De nuevo esta semana, Señor, pones delante de ti mi corazón, ofrecido. Tú iluminarás lo que esconden mis tinieblas, pues la fuerza de tu luz hará que todo mi ser resplandezca a la luz de tu verdad. Mira tú, Señor, mi fragilidad, mi debilidad, mis deseos, mi anhelo de ti, y dame lo que más necesite para convertir mi corazón. Hágase en mi según tu Palabra.

Tuyo

3 de septiembre
Jueves XXII

I Cor 3, 18-23 Que se haga necio para llegar a ser sabio

Tus paradojas: hacerse necio para llegar a ser sabio, último para ser primero, perder la vida para ganarla. La dinámica del abajamiento, de la sencillez, de la humildad, de la pobreza. Tú, señor, que siendo rico te haces pobre para enriquecernos. No acabo de comprender, y sin embargo desde lo más profundo de mi ser me mueves a ello.

cada corazón

2 de septiembre
Miércoles XXII

Salmo 32 El modeló cada corazón

Señor, tú me sondeas y me conoces, tú has modelado mi corazón, mi corazón es una acequia en tus manos, tú la conduces a donde quieres. Ayúdame a estar disponible para ti, señor, desprendido de mi. Toma mi corazón, yo le pongo en vuestra palma, mi cuerpo mi vida y mi alma, mis entrañas…dulce esposo y redención, pues por vuestro me ofrecí, ¿qué mandáis hacer de mi?

Inicio de curso

1 de septiembre
Martes XXII

I Cor2, 10-16 El Espíritu lo sondea todo

Ven, Espíritu divino, y hazme dócil a tus indicaciones, llena mi corazón y enciende en él el fuego de tu amor. Dime una palabra cada día, para orar con ella, para darte gloria, para más amarte y servirte.