9 de abril
Martes V
Nm 21,4-9 Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida.
Cuando la serpiente ha mordido mi carne, y ha emponzoñado con su veneno mi cuerpo, siempre he mirado tu cuerpo colgado en la cruz, y te he pedido que me sanaras. A su tiempo, en su momento, en la soberanía de tu gracia me ha concedido el don de la libertad.