Adviento

3 de diciembre
I domingo de adviento

Is 63, 16-17.19.64,2-7 ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses!

¡Ven Señor, Jesús! ¡Ojalá rasgases el cielo y descendieses! Es el deseo, el anhelo continuo, de ti, de tu venida, de tu llegada, del acontecimiento que transforma mi vida y me hace uno contigo en el amor de tu salvación. Tu vienes, es la certeza de mi vida, y me salvas. Y cada año, en adviento, esta realidad se vuelve deseo ardiente, anhelo que estalla, mirada que se vuelve hacia ti, voz que clama: ¡ven, Señor Jesús!