Mes: enero 2015

11 de enero
El bautismo del Señor

Mc 1, 7-11 Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto

Hablan los cielos, desciende Tu palabra como rocío sobre el mundo, en el silencio de la noche, en la claridad del día, en el volcán, en la selva, en el páramo, en el desierto, en las calles anchas de la ciudad sin fin, en el vacío del corazón abierto por el agua, rasgado el cielo, desciende la paloma de tu Espíritu, que se posa sobre el elegido. A toda la tierra alcanza tu pregón, y hasta los límites del orbe tu lenguaje.

10 de enero
Sábado después de Epifanía

Jn 4, 19-5,4 Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero

Tu Palabra: si alguno dice: «Amo a Dios», pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de Ti este mandamiento: quien ama a Dios ame también a su hermano.

9 de enero
Viernes después de Epifanía

Jn 4, 1-11 A Dios nadie lo ha visto nunca

Quedeme y olvideme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo y dejeme, dejando mi cuidado, entre las azucenas olvidado. Si nos amamos unos a otros tú permaneces en nosotros, y tu amor llega a nosotros a su plenitud.

8 de enero
Jueves después de Epifanía

I Jn 4, 7-10 Dios es amor

Así es tu ser. Amor. Amémonos unos a otros porque el amor viene te Ti, y todo el que ama ha nacido de Ti, y te conoce. Así se manifiesta tu amor, que recordamos en este tiempo de Navidad: que enviaste al mundo a tu hijo único, para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: en que nos amas.

7 de enero
Miércoles después de Epifanía

I Jn 3, 22-4, 6 Nosotros somos de Dios

Soy tuyo. Soy lo que soy en ti. Soy por ti, soy para ti. Soy un paréntesis de vida en medio de tu eternidad. Soy tu vida vivida en mi. Soy en la medida que tú eres. No sé lo que soy si no soy tuyo. No hay palabras que expliquen nada. Solo ser en tus manos.

6 de enero
Epifanía de Nuestro señor Jesucristo

Mt 2, 1-12 Lo adoraron

En el silencio de la noche, te adoro. En la tenue luz de la aurora, te adoro. En la claridad del día, te adoro, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero. Te adoro en silencio de la tierra; te adoro en lo oculto; te adoro con mi ser ofrecido; hazme oro, incienso y mirra. Hazme estrella. Hazme camino en ti. Hazme regalo de epifanía. Hazme olvido de todo y de todos. Hazme nostalgia de tu luz. Polvo de estrellas. Hazme en ti, fuera de mi, para siempre tuyo, a la luz de tu verdad. Venid y adoremos.

5 de enero
Feria de Navidad

I Jn 3, 11-21 El que no ama permanece en la muerte

Mátame, Señor, de amor, para vivir en tu vida. Desaparezca del todo y ame con tu amor, que da pan a los hambrientos, bebida a los sedientos, vestido a los desnudos, que visita a los enfermos y a los encarcelados, que acoge a los inmigrantes. Sea en ti, por amor, cruficado, soplo que resuena en el desierto.

4 de enero
Segundo domingo después de navidad

Ef 1, 3-6.15-18 Él nos eligió antes de crear el mundo

Antes de crear el mundo, ¿existía ya en ti? ¿De dónde vengo, a dónde voy?¿Quién soy? Si me digo anhelo, ¿dónde te digo mi anhelo? ¿Dónde mis preocupaciones, dónde mis ilusiones, dónde mis esperanzas, dónde mis desvelos? Desde siempre y por siempre, tú eres Dios. Me has destinado a ser santo e irreprochable ante ti por el amor. Por tu pura iniciativa, soy tu Hijo. Todas estas palabas, que son tu Palabra, me hacen quedar mudo y vacío, en silencio eterno, y ofrecerte mi ser, que ya es tuyo.

3 de enero
Feria de Navidad

i Jn 2, 29-3, 6 Mirad que amor nos ha tenido el Padre

Yo no se amar si antes no he sido amado por ti; no se abrazar si antes no he sido abrazado por ti; no se acoger ni antes no he sido acogido por ti. Siempre, Señor de mi existencia, hay un antes, un eco, una fuente, un candor, un amor. Quede ciego, mudo y sordo de admiración al contemplar las maravillas de tu amor conmigo, y proclame mi ser tu grandeza sin ser nada más que en Ti.

2 de enero
Feria de navidad

I Jn 2, 22-28 Lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros

Oyente de tu Palabra; seno de tu Palabra; entraña abierta a tu Palabra tierra labrada, esponjada, preparada, para acoger tu Palabra. Y tu Palabra permanece cada día, tu palabra engendra, germina, tu palabra es fecunda en mi vida. Tu Palabra, sin que yo sepa bien cómo, transforma mis desiertos en vergeles, mis pedernales en manantiales de agua. Tu palabra me lleva al silencio y allí me haces permanecer no siendo. Gracias.