28 de julio
Sábado XVI
Mt 13, 24-30 Cuando se formaba el trigo apareció también la cizaña
Trigo y cizaña unidas, a veces aparentemente inseparables, en nuestra vida. Entremezclada. Me gustaría ver solamente trigo, y ofrecerte sus primicias, Señor, pero cuando observo el campo de mi vida aparece también la cizaña. Me duele, pues tú has sembrado buena semilla. Me dan ganas de arrancarla de cuajo, pero escucho tu Palabra: “No, que al arrancar la cizaña podríais arrancar también el trigo”. ¿Qué hago, Señor?