Hijo pródigo

18 de marzo
IV Domingo de Cuaresma

Lc 15, 11-32 Y allí derrochó su fortuna viviendo sin sustancia
Vivir sin sustancia. Malgastar la vida, que la vida se pase sin profundidad, que derrochemos la riqueza que nos da nuestra dignidad humana. Vivimos sin sustancia, como el hijo pródigo, y así se nos pasa la vida.

La parábola me ofrece la posibilidad de volver a la casa del padre, a lo primigenio, deseando que un padre que nos reponga con el anillo que me da la condición de hijo y me calce las sandalias.