Miércoles santo

4 de abril
Miércoles Santo

Is 50, 4-9 Yo no me resistí ni me eché a atrás

Contemplo, Señor, la actitud con la que afrontas la entrega de tu vida. No te resististe, Señor, no te echas atrás. Aceptas, Señor,  ser varón de dolores, ser siervo sufriente; aceptas, en silencio, sin abrir la boca, la humillación de ser acallado tú, que eres la Palabra. Aceptas, Señor, en el sufrimiento del Huerto de los olivos, sudar sangre de la tensión, que supone ser llevado el matadero. No te resistes ni te echas atrás. Si es posible aparta de mi este cáliz, pero que no se haga mi voluntad sino la tuya. Úneme a ti, Señor. Ni resistirme a tu voluntad, ni echarme atrás. Aceptar humildemente, unido a ti.

 

Tantas como estrellas

4 de marzo
Domingo II Cuaresma
Gn 15, 5-12.17-18 Mira el cielo, cuenta las estrellas. Así será tu descendencia.

¿Puedes contar las estrellas? ¿Puedes contar los granos de arena de la playa? ¿Puedes contar tu deseo de Dios? Mira al cielo…mira en el firmamento interior de tu deseo… Allí está Dios soñando tus anhelos, como el anhelo de Abraham a la hora de desear tener descendencia. Prometiéndote, en un pacto de predilección, que si de das todo a él tus anhelos serán realizados y llegarás a la plenitud de tu relación con Dios. Y eso llega de regocijo todo mis ser.