9 de octubre
Jueves XXVII
Lc 11, 5-13 Si alguno de vosotros tiene un amigo…
Así empieza hoy el evangelio. El que tiene un amigo que le llama e insiste, aunque sea de noche, hace lo imposible por atenderle. Así hace Dios también con nosotros… Me quedo con el amigo: traigo ante ti, Señor, la amistad que me procuras, siempre atento a mí. Y pongo ante ti mis buenos amigos, aquellos que me regalan su a mistad, aquellos que nunca me inoportunan, aquellos a los que quiero y a los que procuro la dicha de una amistad compartida.
Si la amistad que importnante para desarrollar una madurez afectiva equilibrada, Dios bendice a nuestros amigos, pero y qué con nuestros enemigos, también hay que hacerles el bien…
Con este Evangelio, pongo hoy ante ti, Señor, todos los amigos que tengo, a los que me escuchan, me apoyan, me recuerdan, pronuncian mi nombre con una sonrisa, me ayudan.
Para todos quiero ser yo la que escuche, la que apoye, la que recuerde y les sonría.
Es hermosa la palabra AMISTAD. Es un dar y recibir continuo. Es una oración compartida. Es una cadena de sonrisas y peticiones. Es amor….