10 de octubre
XXVIII domingo
HB 4, 12-13 La palabra de Dios es viva y eficaz
Tu Palabra, que entra hasta mis coyunturas más internas, hasta mi tuétano. Que contrasta los deseos de mi corazón. Tu Palabra, tan cierta en mi vida tan real. Hoy me invita a pedirte prudencia, sabiendo lo desmesurado que puedo ser en ocasiones. Prudencia que no es equiparable a ninguna riqueza, a ninguna perla preciosa…el oro es arena comparado con ella. Hazme quererla más que a la salud y a la belleza, incluso preferirla a la luz pues su resplandor no tiene ocaso. La prudencia, que procede de ti. Que viene cabalgando en tu palabra.