10 de febrero
Lunes V
Mc 6, 53-56 Algunos lo reconocieron
Te reconozco cuando me levanto y me llega tu respiración, y tu aliento me alienta, me despierta, hace revivir la nada dormida; te reconozco al salir a la azotea y ver la noche iluminada por tu luz en la luna; te reconozco en el silencio, en la quietud, en el deseo de ti que has sembrado en mi raíz. Te reonozco distraído, vagando fuera de mí. Te reconozco en tu Palabra que llega, en la comunidad que celebra, en el partir el pan. Te reconozco en la claridad del amanecer, en la ciudad que comienza a vivir, en la autopista. Te reconozco en el canto que cants en mis entrañas. Te reonozco al llegar al trabajo y ofrecerme a ti. Te reconozco porque me reconoces hijo tuyo.
Solo tocarte
Acaso intuirte
Apenas sentirte
¡cuánto deseo!