22 de febrero
Miércoles VII
salmo 22 Me conduce hacia fuentes tranquilas
Y luego a las subidas cavernas de la piedra nos iremos que están bien escondidas, y allí nos entraremos, y el mosto de granadas gustaremos. Allí me mostrarías aquello que mi alma pretendía, y luego me darías allí tú, vida mía, aquello que me diste el otro día. El aspirar el aire, el canto de la dulce filomena, el soto y su donaire en la noche serena, con llama que consume y no da pena.
Aunque camine por cañadas oscuras nada temo porque tú vas conmigo