27 de septiembre
Viernes XXV
Eclesiástico 3, 1-11 Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo.
Tiempo de nacer, tiempo de morir. Mi tiempo en tus manos. Desde que sale el sol hasta su ocaso. Se que antes del a creación del mundo me elegiste, y estoy en ti, llamado a ser santo e irreprochable ante ti en el amor. Da mi tiempo, que tantas veces se escapa de mis manos, tu consistencia. Gracias.