9 de julio
Lunes XIV
Os 2, 16.17b-18.21-22 Yo la cortejaré
Como un amante a su amada, así me festejaste tú, Señor, en los días de mi juventud. Renuevas la llamada de tu amor cuando, en el silencio, en el desierto, me hablas al corazón, en lo más íntimo de la morada donde tú habitas y me haces habitar. Me haces responderte cada día: Esposo mío. Me tomas con misericordia y compasión, en fidelidad, y me haces tuyo.
¡¡No me canso de leer tú bella reflexión!!
Creo que no somos muy consciente de la belleza del Amor de Dios, por todos y cada uno de nosotros, cómo nos cuida, como está siempre dándonos lo que muchas veces no merecemos. ¡¡Gracias Señor, por tu inmenso amor y misericordia.!!