Pecador

16 de septiembre
Sábado XXIII

I Tim 1, 15-17 Cristo vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero

Y en mi pecado me encuentras, y derramas sobre mi el bálsamo infinito de tu misericordia. Con ella me das vida. Pura gracia y salvación.

Dolores

15 de septiembre
La Virgen de los Dolores

Salmo 30 A ti Señor me acojo, no quede yo nunca defraudado

En la boca de tantas mujeres, y algunos hombres, que al pie de la cruz te elevan esta oración, en nombre de los crucificados de la tierra, en su propio nombre. Inclina tu oído hacia mi, se la roca de mi refugio, sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi auxilio. A tus manos encomiendo mi espíritu, tú, el Dios leal, me librarás.

Santa Cruz

14 de septiembre
Exaltación de la Santa Cruz

Filp 2, 6-11 Y así se sometió a la muerte, y una muerte de cruz

Hecho hombre, carne de nuestra carne, pasando por uno de tantos, te sometiste a la muerte, y a una muerte de cruz. Por eso Dios te exaltó sobre todos y te concedió el nombre sobre todo nombre, de modo que a tu nombre toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en los abismos, y toda lengua proclame que eres el Señor, para gloria de Dios Padre.

escondido en Dios

13 de septiembre
Miércoles XXIII

Col 3, 1-11 Vuestra vida está con Cristo escondida en Dios

Esta frase, Señor, me pone ante la realidad de la vida vivida en ti. Mi vida está, en ti ,escondida en Dios. Misterio de la existencia llena de sentido, la criatura en el creador, vida como vida, haga lo que haga, tenga o no tenga notoriedad….vida contemplativa, vida silenciosa, vida callada, vida vivida en ti, por amor a tu nombre. Ahí, en tu llaga de amor, el caudal de vida en abundancia.

Santo Nombre de María

12 de septiembre
Dulce nombre de María

Jn 19, 25-27 Y desde aquella hora el discípulo la recibió como algo propio

Fiesta patronal de la Compañía de María. Tú nos has llamado a vivir el espíritu de María, en una compañía que le pertenece. Que nuestra consagración prolongue sobre la tierra su caridad maternal. Que vivamos cada día las virtudes de la Virgen: su fe, su humildad, su sencillez y su hospitalidad. Con la ayuda de tu Gracia.

aniversario

11 de septiembre
Lunes XXIII

Salmo 61 Porque él es mi esperanza

Descansa solo en Dios alma mía, porque tú eres mi esperanza. Solo tú eres mi roca y mi salvación, mi alcázar. Hace cuarenta años hice, por primera vez, los votos de castidad, pobreza y obediencia en la compañía de María. Tu fidelidad es grande, tu fidelidad incomparablemente es, nadie como tú bendito Dios, grande es tu fidelidad. Rezad por mi.

Amor mutuo

10 de septiembre
Domingo XXIII

Rm 13, 8-10 A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo

En ello se nos va la vida, en dar y recibir amor, en amar y ser amado, en una deuda de amor. Porque tú nos amas primero y nuestra vida, mi vida, es una dulce respuesta a este amor incondicional. ¿Puede el amor no ser amado? El que ama ha cumplido el resto de la ley….el que ama está en ti, y ya tiene todo, la ley y los profetas. Porque vive en el centro de tu amor.

Sostienes mi vida

9 de septiembre
Sábado XXII

Salmo 53 Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida

Me dirijo a ti con la palabra de este salmo, y lo hago en nombre de todas las personas que buscan tu auxilio, tu protección en el momento del peligro, por todas las personas que están pasando una situación de inestabilidad, de incertidumbre, de fragilidad. En mi voz sus voces, ante ti, y el reconocimiento de tu maravillosa acción en nuestra vida.

Natividad de María

8 de septiembre
Natividad de la Virgen María

Mt 1, 1-16 Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo

Y así nacimiento tras nacimiento, generación tras generación, desde el origen de la humanidad, hemos ido preparando tu nacimiento, entroncado en nuestra naturaleza humana. Nos predestinas, nos llamas, nos justificas, nos glorificas. A tu imagen y semejanza. Desde María. Gracias.

Pecador

7 de septiembre
Jueves XXII

Lc 5, 1-11 Señor, apártate de mi que soy un hombre pecador.

Y lo soy. Vivificado por tu perdón y tu misericordia. Y es ahí, en mi mismo pecado, donde me llamas a ser pescador, a remar y adentrarme en el mar de tu amor y tu redención. Gracias, Señor.