Amar

5 de enero
Tiempo de Navidad
1 Jn 3, 11-21 El que no ama permanece en la muerte

No es capaz de abrir su ser al amor que tu has derramado en nuestro corazones y nos has ofrecido en un niño que suscita amor: el de María, el de José, el de los pastores, el de los magos, el amor de todo el que se acerca a contemplarte y adorarte en Belén. El que no ama, como Herodes, permanece en la muerte. Porque solo el amor da la vida cuando me desvivo por amor.

Bendecidos

4 de enero
Domingo II después de navidad
Ef 1, 3-6 Bendito sea Dios que nos ha bendecido en la persona de Cristo

Nos has bendecido, Señor, nos deseas y quieres incondicionalmente, sin reserva alguna, deseas nuestro bien ilimitado en esta vida, en los acontecimientos de nuestra vida diaria, y este bien lo haces aflorar de tus entrañas de amor, de las fuentes más profundas e íntimas de tu ser amor, y así encarnas tu Palabra, tu Sabiduría, en el seno de María, que da a luz la Luz. Que nos bendice.

Amor del Padre

3 de enero
Tiempo de Navidad

1 Jn 2, 29-3, 6 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre

Eso nos ofreces todos estos días de Navidad. Contemplar el amor tan grande que nos tienes, que nos ofreces, que nos das. Contemplar. Adorar. Tratar de alcanzar el misterio de plenitud que pones al alcance de nuestro corazón. Ser alcanzados por ti y poder comprender cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad de tu amor, que se manifiesta en un niño pobre, en Belén.

En él

2 de enero
Tiempo de Navidad

1 Jn 2, 22-38  Permaneced en él

Permanecer en Ti, Señor. Ser alcanzados por tu gracia, que nos une entrañablemente a tu misterio de salvación. Desde tu nacimiento hasta tu muerte y resurrección. Por nosotros. Ser puestos por el Padre junto a ti. Tener los mismos sentimientos que tú. Unirnos contigo. Seguirte en todo momento, radicalmente, sin descanso. Entrar, contigo, en el misterio de amor de la  Trinidad. Permanecer en ti. Y en ti recibir la vida.

Bendición

1 de enero de 2009
Santa María Madre de Dios

Nm 6, 22-27 El Señor te bendiga

Pronto me das, Señor, la bendición que ayer te pedía para este año nuevo. Bendición que me llega desde la entraña de María, recostado en su regazo, de sus manos. Tú eres bendición, señor, y de tu madre te recibo:
“El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz

El tiempo

12 de enero
Lunes I

Mc 1, 14-20 Se ha cumplido el tiempo

Comienza el tiempo ordinario, comienza la lectura del evangelio de Marcos, comienza la posibilidad, que cada año nos ofreces, de descubrir que está cerca tu reino, que se manifiesta en medio de nosotros, que la oscuridad que nos envuelve está llena de tu luz, que en la debilidad nos estás ofreciendo fortaleza, que en el pecado nos das la posibilidad de regenerarnos pro tu gracia, que lo cotidiano está lleno de tu hermosura. Se ha cumplido el tiempo de ver si verte entre nosotros, Señor. Señor, que vea.

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Tiempo ordinario

12 de enero
Lunes I
Mc 1, 14-20 Se ha cumplido el tiempo

Comienza el tiempo ordinario, comienza la lectura del evangelio de Marcos, comienza la posibilidad, que cada año nos ofreces, de descubrir que está cerca tu reino, que se manifiesta en medio de nosotros, que la oscuridad que nos envuelve está llena de tu luz, que en la debilidad nos estás ofreciendo fortaleza, que en el pecado nos das la posibilidad de regenerarnos pro tu gracia, que lo cotidiano está lleno de tu hermosura. Se ha cumplido el tiempo de ver si verte entre nosotros, Señor. Señor, que vea.

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Principio y fin

31 de diciembre
Octava de Navidad

Jn 1, 1-18 En el principio existía la Palabra
Al final del año es bueno recordar el principio. El origen nos ayuda a interpretar el final. Alfa y Omega en Ti, Señor del tiempo y de la historia. Tú nos has creado para que vivamos en ti, y caminemos al encuentro contigo, al final de nuestra existencia, que se abrirá como un principio de vida en tu presencia. Un año muere, nace un año. Gracias.
Señor, por todo lo recibido. Perdón, Señor, por tan poco como he acogido tu gracia. Te pido humildemente la bendición.

Ana

30 de diciembre
Octava de Navidad

Lc 2, 36-40 Sirviendo a Dios con ayuno y oraciones

Otro personaje entrañable de estas narraciones del evangelio de tu infancia: Ana, muy anciana. Dedicada a lo tuyo, pues no se apartaba del templo ni de día ni de noche. Te servía con ayunos y oraciones. Y al verte venir en los brazos de tu madre se acerca para contemplarte y dar gracias a Dios. Así, como Ana, Señor, haz nuestro corazón. Humilde y permanente en tu servicio, lleno de acción de gracias porque llenas  nuestro hoy, tan pequño, con tu salvación.

He visto

29 de diciembre
Octava de Navidad
Lc 2, 22-35 Mis ojos han visto a tu Salvador

Te has manifestado, Señor, como Salvador. Has iluminado nuestros ojos, ciegos, que están llenos de oscuridades, y te has presentado como sol que nace de lo alto, que disipa las tinieblas, que llena de claridad las noches de nuestra existencia y de nuestro dolor y las abras para que nazca el día y entre la aurora de tu salvación. En un pobre niño, en un pobre portal, muestras tu bondad y tu misericordia entrañable. Y haces que nuestros ojos te reconozcan como Salvador, luz de las gentes.