1 de abril
Miércoles V semana
Jn 8, 31-42 Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos
Mantenerme en tu Palabra, Señor; acogerla, entrañarla, rumiarla, hacerla vida, darla a los demás, como hizo tu madre, María. Mantenerme en tu palabra cuando me acuesto, durante el sueño, y cuando me levanto. Al despertar me saciaré de tu Palabra, Señor, y la haré mía durante el día. Quiero ser de verdad discípulo tuyo, conocer la verdad y que la verdad de tu Palabra me haga libre.
Padre. Como dice una canción, ‘tu Palabra me da Vida’. La Palabra vino a nosotros y le tenemos cercana, insinuante, comprometedora con el prójimo y la Iglesia. Cerca está la celebración del Triduo Pascual. Danos corazón puro para tenerla siempre presente y no dejarla estéril en nosotros. Envíanos tu Espíritu que nos ilumine en el seguimiento de tus caminos y en el cumplimiento de tu voluntad.
Bondadoso Dios, abre mis oídos para que perciban tu voz en estos días, para que pueda oír tu palabra con el corazón y me deje transformar por medio de ella. Hazme sensible a los tenues impulsos a través de los cuales me hablas. Abre mi boca para que te alabe y agradezca todo lo bueno que me has hecho. A través de tu Espíritu Santo hazme capaz de levantar y animar a los demás con mis palabras; que sean palabras de amor que curen y consuelen, que creen relaciones, que reconcilien y liberen, que abran un nuevo horizonte, que hagan que el cielo se abra sobre la indiferencia de los hombres, palabras que les hagan saber que sus vidas son valiosas y únicas. Amén.
Sólo Tú eres mi maestro, Señor: quiero vivir cada día pendiente de tu Palabra, y de nada más. Limpia mis oídos para que sepa escucharla, abre mi corazón para que pueda acogerla en mis venas, libera mi vida para que aprenda a entregarla a mis hermanos. Tu Palabra limpia, abre, libera, quiero vivir cada día pendiente de tu Palabra, Señor.