12 de abril
Jueves octava de Pascua
Lc 24, 35-49 Paz a vosotros
Tu paz, Señor. Mi paz os dejo mi paz os doy. Tu paz que llena los corazones de tus fieles. Tu paz que abarca a la humanidad sedienta de paz. Tu paz que disipa los miedos de la sorpresa, que ahuyenta los fantasmas que nos atenazan. Tu paz que disipa nuestras dudas. Tu paz, Señor, que brota de los estigmas de la pasión. Tu paz que es bálsamo de amor resucitado.
¿Qué sería de mi sin tu paz? Yo te la agradezco, ya que cuando por las circunstancias de la vida la pierdo, me siento fatal, recapacito e intento recuperarla. Ella es la que me hace más humana, más fraterna, me da el sentido en los sufrimiento y dolores de mi vida. Porque sé que Él, es mi Paz.
¡Que palabra tan bella! PAZ, paz a vosotros, PAZ
Paz en el corazón, en la mirada, en el camino, paz en la soledad y en la compañía… Paz a nosotros, a los que trabajamos y luchamos, a los que reimos y sufrimos.
Paz que sale de tus manos y tus pies heridos, Señor, de tu entrega en la cruz, de tu cuerpo roto de amor.
Dame tu paz para vivir con ella y en ella.