1 de diciembre
Lunes I de adviento
Is 2, 1-5 De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas
¿Qué forjas de mi corazón de piedra? Vientos y manantiales de gracia, molinillos que esparcen tu bondad, aromas de tu belleza que deslumbran el alba y el ocaso. Ante tanto prodigio callo, admirado, y voy hacia ti con el corazón henchido de tu huracán. Me dicen ven y voy, hacia donde confluye la eternidad con tu llamada.
¿Qué forjas de mi corazón de piedra?; La necesidad del encuentro personal contigo, el deseo del perdón por mis fallos, la necesidad de estar en constante espera y el deseo de tenerte junto a mí.
Tu palabra volverá y nos llenará de vida