Mirad

10 de diciembre
Lunes II de adviento

Is 35, 1-10 Mirad a vuestro Dios

A eso somos invitados, a ver la belleza del Señor, la gloria de nuestro Dios. En un niño pequeño y pobre, que viene; en un desierto y un yermo, que se regocijarán; en el páramo, que florecerá. ¿Cómo ver la gloria en lo pequeño y efímero? ¿Cómo contemplar la belleza en el desierto estéril, en la pobreza sin horizonte? Ahí estás tú, Señor, invitándonos a mirar. Mirad, abrid los ojos, ved. Estoy en medio de vosotros, mirad a vuestro alrededor, que llego.  Si por ventura vieres…
 

 

-Abenduak 10- Abenduko II astelehena

Is. 35,1-10 Begira zuen Jainkoa.
Jainkoa begiratzera deitzen gaitu. Gure Jainkoaren ederra eta aintza begiratzera! Datorren ume txiki eta pobrean; poztutzen diren basamortu eta eremuan; loretzen den mortuan. Nola txikian eta iragankorretan zure aintza, ikusi? Nola ausnartu ederra basamortu antzuan, etorkizunik gabeko pobrezian?. Hor zaude, zu, Jauna, begiratzera gonbitatzen. Begiratu, zabaldu begiak, ikusi. Zuen artean nago, zuen inguruan nago, banator!
Etorriko ba zinake…

 

Autor: Nano SM

Religioso Marianista, sacerdote. Actualmente trabajo en la pastoral de un colegio en Madrid, precisamente donde estudié y sentí la llamada a la vocación religiosa. Desde hace tres años escribo cada día un comentario a la Palabra de Dios, que me ayuda a encarnarla y a darla a los demás. De alguna manera participo en la misión de María, dando a Jesús, dando su Palabra.

Un comentario en “Mirad”

  1. Me gusta sentarme delante de las figuras del Belén y dedicar un rato a mirar. Y hoy especialmente, es Isaías el que me dice que mire a nuestro Dios, a ese niño pequeño y pobre y que encierra a todo un Dios hecho hombre.
    Me gusta verle pequeño y pobre, y con frío, con solamente el calor que le proporcionan dos animales en un establo. Pero abro los ojos para ver al Salvador, a Dios hecho hombre que está ahí por mí, porque me ama con locura. Luego salgo a la calle y en ella quiero ver de nuevo a Jesús en los demás, en la naturaleza, en los que sufren, porque en medio de todos, ahí está Dios.

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