17 de septiembre
Martes XXIV
Salmo 100 Para ti es mi música, Señor
Mi música, mi melodía, mi armonía, todo mi ser. Tuyo es: mi silencio, mi alboroto, mis palabras certeras, mis palabras inconsistentes y superficiales, también la alabanza a ti, que anida en mi corazón y sale por mi boca, al mismo tiempo que los decires deleitosos que me separan de ti. Tuya es mi música interior y mi música externa. Tú eres, señor, mi propia música. Gracias.

Danzas, danzas, danzas,
Te haces música, viento,
me mueves en tu universo
me rindes a ti
Abre los ojos a la esperanza y no los cierres