18 de septiembre
Miércoles XXIV
Lc 7, 31-35 Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis
Ser uno en ti, uno contigo, uno para ti, Señor y creador de mi ser, del universo. Tener los mismos sentimientos tuyos, avanzar en la senda del conocimiento interno de ti, Cristo, Salvador. Bailar tu danza cuanto tocas la flauta, llorar cuando cantas lamentaciones, hacer en todo momento lo que tú deseas de mi. ¿Qué mandáis hacer de mí?
Te busco entre ascetas y borrachos
hombres de negocios y prostitutas
niños y viejos, gordos y flacos
hasta que de repente un mar de alegría lo inunda todo
Jesús, nos espabila, nos hace ver que somos muy indiferente.
Muchas veces reaccionamos mal, nos quitamos de en medio para no comprometernos.
Con ésta reflexión que nos hace, deseo estar más atenta a lo que Jesús me pide.