24 de julio
Miércoles XVI
Ex 16, 1-5.9-15 Yo haré llover pan del cielo
Abres tú la mano y sacias de favores a todo viviente. Pones en mi corazón más alegría q
ue si abundara en trigo, en vino y en aceite. Extiendes ante mí una mesa de manjares suculentos, de vinos generosos. Tú mismo; Señor, te haces maná, alimento, bebida de salvación. Me nutres, me fortaleces, te haces un en mí para hacerte uno en Ti, mi Creador y Señor, mi redentor.
Soy un pichón en el nido del amor,
alimentada por la luz de tu sol
por el aire de tus alas que aletean
por tu sangre de bello pelícano
que es hace pan de trigo, oro molido.
Mí actitud ante tú Palabra es de gratitud.
No nos dejas nunca abandonado, siempre que nos acercamos a Ti nos sacias.
Lo más grande que me has dejado es poder nutrirme, de tu Cuerpo y Palabra.
Eres mi sostén en mis necesidades. Gracias Señor.
Me has dado un cuerpo que me conduce a ti:
con un corazón que respira por ti
unos ojos que solo te buscan a ti
y unas manos que solo se aquietan para acogerte