La lluvia

13 de julio
Domingo XV
Is 55, 10-11 No volverá a mi vacía

¿El qué? No volverá a ti vacía tu Palabra, pues como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que de semilla al sembrador y pan al que come, así será mi palabra. Quiero que me empape, que me haga fecundo que me haga germinar según tu voluntad. Para darte a ti, como hizo María.

Un comentario en “La lluvia”

  1. No volverá a ti vacía. Tu Palabra baja, empapa, fecunda y produce fruto.
    Hoy me siento tierra, tierra fértil, esponjosa, soleada… que espera la semilla que arroja el sembrador, y sin embargo me pongo a pensar y no necesito mucho para darme acuenta que no siempre es así, que hay muchas veces que recibo la semilla al borde del camino y los problemas, las dificultades que se presentan, al igual que los pájaros se la comen; en zona pedregosa y las raíces se queman enseguida por falta de tierra, o rodeada de zarzas que no la dejan crecer.
    Mi petición hoy es clara: Señor, ayúdame a tener mi campo preparado, a ser tierra que dé fruto, ciento, sesenta o treinta, lo que Tú quieras, para que tu Palabra no vuelva a ti vacía y pueda hacer tu voluntad y cumplir tu encargo.

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