3 de octubre
Miércoles XXVI
Jb 9, 1-12.14-16 Si cruza junto a mi, no puedo verlo
Pasas rozándome, y no te siento. Así ante ti, Señor, desconcertado por tu cercanía que palpo mientras te escapas, presente, en lo más íntimo y profundo, sosteniendo todo mi ser, más allá de mi ser, en la eternidad vacía. Me abrazas y me estrechas y no te retengo, trato de comprenderte y eres más grande que mis pensamientos; experimento tu amor y sigo encerrado en mi egoísmo; por eso callo y en el silencio te adoro.
Pregúntale a Dios, reclama, pelea, niégale y cuando ya estés agotado déjate envolver por su misericordia, olvídalo todo y camina junto a Él.
¡¡Físicamente no te veo!! Pero mentiría si dijera que no siento tú Presencia.¡¡Gracias Señor!!
Muchas veces, en muchas ocasiones, te siento palpable.
Permitirme Señor poder ser siempre receptiva a todo lo que me habla de tú Presencia.
Te adoro, con toda mi alma y deseo hacerlo hasta el día de mi muerte, en la que espero gozar junto a Ti.
gracias por vuestros comentarios. Son el eco mejor a la rumia de la Palabra