1 de septiembre 2009
Martes XXII
1 Tes 5,1-6.9-11 Todos sois hijos de la luz e hijos del día
Porque somos hijos tuyos, Señor, porque tu eres la luz y siembras claridades en nuestra vida, a pesar de las tinieblas y sombras de muerte por las que a veces camino. Tu amor incondicional es luz, me hace revivir, me da la posibilidad de u n nuevo día, de un nuevo curso, que hoy comienza y comienza recordando el tesoro de la realidad: soy hijo tuyo, hijo de la luz. Si es así ¿a quién temeré? ¿Quién me hará temblar?