20 de junio
Miércoles XI
2 Co 9, 6-11 Siempre seréis ricos para ser generosos
Puedo empezar por reconocer las riquezas que tengo. Soy rico porque tengo una vida que puedo donar. He recibido gratis la mayor riqueza que poseo y puedo entregarla unido a ti, Señor. Soy rico de… cada uno puede escribir, o poner delante de Dios todas mis riquezas. Riquezas de carácter, de personalidad, materiales….Riquezas para ser generoso. Para dar sin límites. Para dar, preferencialmente, a los más pobres de nuestra sociedad.
Tal vez ahora no pueda añadir demasiadas cosas a la frase: «soy rico de….
La mayor riqueza que he recibido ha sido de mis padres, ellos me dieron la vida y el tesoro de la fe, y con ese tesoro en las manos soy rica. Luego, pasando la vida, descubro la riqueza de la Palabra de Dios, y con ella y en ella descubro que soy rica en mi familia, en mis amigos.
Tengo riquezas en mis ojos, en mis manos, en mi boca, y quiero que toda esa riqueza que he recibido de Dios sirva para ser generosa y darme sin límites. Si lo consigo, ya la riqueza será total.