5 de diciembre
Miércoles I de adviento
Is 25, 6-10 Un festín de manjares suculentos
Es lo que preparas para mí, para tu elegido. Un festín de manjares suculentos, un festín de vino de solera. Manjares enjundiosos, vinos generosos. Y tu abundancia me emborracha, me sacia, colma mis anhelos. Tu generosidad abisma mi corazón en los horizontes infinitos de tu amor. Me trastornas, me consumes, me derrotas, me aligeras de mi mismo. Aquí está nuestro Dios. Celebremos y gocemos con su salvación. ¡Ven. Señor Jesús!
Comer a tu mesa,
bailar en tu danza,
en tu arrullo.
Estás siempre pendiente de tus hijos Señor.
Creas y preparas para todos lo mejor, no escatimas dicha para los que te aman.
Con mi deseo de gozar de la dicha Eterna.¡¡Ven Señor Jesús!!
Estar sentada en tu mesa, Señor, es saborear un festín de manjares suculentos. Tu Palabra… el mejor manjar para caminar, el alimento del alma. Tu Palabra… el festín al que me acerco para alimentarme y tomar fuerzas para seguir.
Disfrutar de ese festín, paladear ese manjar, eso te pido hoy, Señor.