20 de mayo
Jueves VII de Pascua
Salmo 15 Por eso se me alegra el corazón
La misma alegría que experimentó María al acoger tu Espíritu, al recibirte, es la que experimento cuando me encuentro unido a Ti por el don del Espíritu. Tú eres mi bien, por eso se alegra mi corazón y se gozan mis entrañas. Tu Espíritu, Señor, me enseña el camino de la vida, me sacia de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha.
Señor, sin tu luz, no avanzamos , sin tu gracia, retrocedemos, sin tu amor estamos huérfanos.
¡¡Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir tú Espíritu!! Él será nuestro guía, como lo ha sido de la Iglesia desde siempre!! Con nuestra Madre, nos preparamos para su advenimiento éste domingo. ¡¡Qué seamos dóciles a él!!