11 de marzo
Domingo III de cuaresma
Ex 3, 1-8ª. Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable
El espectáculo admirable eres tú, Señor, que ardes en la zarza sin consumirte, que te manifiestas como ser vivo, lleno de luz. Atraes a Moisés, que se descalza para adorarte Me atraes, Señor, y me llamas a mirar, a admirarte. A poner todo mi ser en disposición de abrirme a tu misterio, de asombrarme por tu ser inagotable que me atrae y me fascina.
Quiero, Señor, abrir los ojos de mi interior a tu ser de Dios, a tu ser el que eres manifestando tu gloria y tu verdad.
Que este tiempo de Cuaresma nos ayude como cristianos a vivir plenamente la fé, a preparar nuestro espíritu para manifestar luego la alegría de la resurrección plenamente…y esto solo es posible en la medida que experimentemos la palabra del Señor, su mensaje, que en este tiempo nos debe conducir a la reflexión, a vernos como en realidad somos, a trabajar sobre nuestros defectos, nuestras omisiones, nuestro dejar de hacer, nos debe conducir al encuentro con nosotros mismos y la disposición real de querer cambiar , de querer mejorar, para convertirnos en verdaderos servidores, en instrumentos de paz, en vasijas repletas de su mensaje para darlo a todo aquel que lo necesite, en barro en manos del alfarero…Solo así podremos disfrutar del grandioso espectáculo de su resurrección, pues estaremos llenos de Él y en disposición de continuar de esta manera, en comunión con el Señor! Asi sea!