1 de diciembre
Sábado XXXIV
Lc 21, 34-36 Estad despiertos
Estemos despiertos, en vela, vigilantes, con una actitud atenta a lo que está sucediendo a nuestro alrededor, a los acontecimientos sociales, económicos, políticos, que muchas veces se nos presentan con tintes apocalípticos. Estemos despiertos, con los ojos abiertos y el corazón dispuesto, pues en todo ello estás tú, Señor Y Salvador nuestro, viniendo y llamándonos a estar en ti.
Despierta, con los ojos abiertos, en vela nocturna, en vela diurna,para Ti.
No dejes, Señor, que los agobios de la vida, que los problemas del día a día, que los miedos por la situación actual… me emboten la mente. Dejame estar despierta, atenta y serena para comprender que detrás de todo estás tú mirándome, hablándome, queriéndome, consolándome. Solo estando despierta podré escuchar tu llamada y saber que debo hacer ante los problemas que me rodean, ante la angustia del que sufre, ante la soledad de los que no tienen nada.
Señor, mantenme despierta a tu palabra