17 de julio
Domingo XVI
Rm 8, 26-27 El espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad
Tu espíritu, Señor. El espíritu de prudencia y sabiduría, el espíritu de consejo y valentía, el espíritu de ciencia y temor del Señor. Tú conoces mis debilidades, y por ello me vienes a asistir, a fortalecer, a consolidar con la fuerza de tu Espíritu. Pues sin ti nada soy, Señor. En mi debilidad tú me haces fuerte.
«fuera de ti no hay otro dios“ Tú nos cuidas con benevolencia y con paciencia nos aconsejas y nos guías, nos muestras el camino cuando la cizaña crece y la tormenta se hace fuerte. Tú desde lo alto de los cielos y en lo profundo del abismo, tú en lo más profundo de mí.
Señor, aumenta mi confianza, mi fe, mi esperanza.
Para que en los momentos difíciles, y buenos de mi vida, siempre me ponga en tus manos.
¡¡Gracias Señor, por venir siempre a socorrerme!!