18 de marzo
Viernes I de cuaresma
Salmo 129 Mi alma aguarda al Señor más que el centinela la aurora
Así me imagino, Señor, como el centinela, después de un anoche de frío y viento, húmeda y desapacible, oscura y amenazadora…noche en vela con el deseo de que amanezca, de que rompa la aurora y con el clarear amanezca un nuevo día. Así te ansío de noche, Señor, y mi espíritu te aguarda.
¡Si te aguardo, te necesito te busco Señor!
Deseo que seas el centro de mi existir.
Qué mi vida gire en tu amor.
Que me mantenga vigilante.