11 de septiembre
Martes XXIII
Col 2, 6-15 Ya que habéis aceptado a Cristo, proceded según él, arraigados en él.
Reconozco, Señor, que recibo de ti el ser, que te nombro y te quiero como Señor de mi vida, aunque tantas veces me cueste arraigarme en ti, hundir en tu ser de misericordia mis raíces, poner ante la luz de tu mirada sanadora las profundidades ocultas de mi ser. Deseo proceder según tu quieras, deseo dejarme construir por ti en la fe que me han transmitido. Para hacerlo deseo, como tú, pasar la noche orando a Dios, y luego recibir la misión a la que me destinas.