21 de octubre
XXIX Domingo
Salmo 32 Que tu misericordia venga sobre vosotros como lo esperamos de ti
Solo que queda, Señor, decirte esta frase del salmo. Repetirla como una letanía de confianza, igual que es una letanía incesante mi pecado. Ante tanta fragilidad solo me queda rendirme a la maravilla de tu amor, que me espera, que atiende, me abraza, y siempre, siempre, está dispuesto a perdonarme. Líbrame de mi mismo, Señor, por tu infinita misericordia.
Tu presencia de luz hace que el mal se precipite en el abismo de su propia caída. En el rostro de la noche, junto a las tinieblas, resplandece tu luz admirable. Me iluminas.